En España, hay ya 40 municipios en los que no vive ni un solo niño o niña menor de 18 años. Una cifra que revela una realidad silenciosa pero imparable: la desaparición de la infancia en muchas zonas rurales. La España vaciada no solo pierde habitantes, también pierde generaciones.
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, el número de municipios sin menores se ha duplicado en la última década. La mayoría de estos pueblos se concentran en provincias del interior como Zamora, Ávila, Teruel o Soria, donde más del 40% de la población supera los 65 años.
La vida sin colegios ni columpios
En municipios como Aldeaseñor (Soria), Campillo de Azaba (Salamanca) o La Hiniesta (Zamora), hace años que cerraron las escuelas. Las aulas se convirtieron en almacenes o bibliotecas silenciosas. El parque infantil sigue en pie, pero no se escucha la risa de ningún niño. “El último bebé nació aquí en 1996”, cuenta Dolores, de 82 años, única habitante fija en su calle.
Pueblos de abuelos… sin nietos
En estas localidades, las fiestas patronales ya no incluyen juegos infantiles, y los Reyes Magos ya no reparten caramelos. Muchos jubilados viven entre casas cerradas, con las tiendas y bares funcionando solo a medias. “Cuando vienen los nietos en verano, esto se transforma. Pero luego vuelven al silencio”, dice Manuel, un agricultor retirado de Guadalajara. Quizás te interese el artículo mantener la mente sana.
¿Es irreversible este fenómeno?
Los expertos advierten que la falta de niños es el síntoma más grave del declive rural. “Cuando un pueblo pierde a los niños, pierde su futuro. Sin relevo generacional, se convierte en un museo de personas mayores”, afirma la demógrafa Ana Belmonte, autora de un reciente estudio sobre despoblación.
Algunas iniciativas, como ayudas a familias jóvenes o alquiler gratuito de casas, han conseguido atraer a nuevas parejas en provincias como Huesca o Lugo. Pero son excepciones: la mayoría de estos pueblos seguirá envejeciendo hasta quedar deshabitados.
Un dato que debería preocuparnos a todos
Mientras en provincias como Murcia o Almería todavía hay más menores que mayores, en muchas zonas del interior la pirámide demográfica ya no tiene base. Y la pregunta es: ¿qué pasará cuando ya no quede nadie para heredar esos pueblos?